Mucha gente conoce el modo de navegación privada de los navegadores. Es útil para navegar en ordenadores compartidos pero en muchos casos lleva a engaños: sólo es privada desde el punto de vista del navegador en el que estás navegando, todo lo que haces en Internet mientras navegas en este modo si que queda registrado por los servidores que vas visitando. ¿Esto es un problema? La mayoría de la gente opina que no, que no tienen nada que esconder, pero la intimidad personal es un bien del individuo, y lo estamos regalando sin que nos demos cuenta.
Todavía recuerdo el día que me sorprendió que el teléfono nuevo de un amigo, después de unos días de uso y sin configuración especial de ningún tipo, le dijo que llegaría tarde al trabajo porque había un atasco en el camino. El famoso Big Data (megatrillones de zillones de porrones de datos que son procesados por potentes computadoras mediante algoritmos muy especializados) infiere de infinidad de datos de todo tipo (ubicación, horarios, gustos de navegación, consultas en buscadores..) del individuo (en este caso mi amigo) tomados de forma continua (en el smartphone, en el ordenador del trabajo, en el de casa, ..) unos patrones que ya no son datos: son información (y la información es poder). Así, en el caso de mi amigo fue capaz de saber dónde vívía, dónde trabajaba, cuáles eran sus horarios laborales, y por qué ruta iba y volvía al trabajo. ¿A que es listo el Big Data? Pues si, tanto que asusta un poco.