Los tentáculos de Google cada día llegan más lejos, y aún es capaz de sorprendernos avisándonos de atascos en un sitio por el que vamos a pasar (¿cómo se ha enterado que me voy al trabajo por ahí?).
El acceso universal a la información, siempre que respete la privacidad del individuo, no parece necesariamente algo negativo pero Google ha ido un paso más allá al moldear dicha información según sus criterios de interés económico. Los resultados de búsqueda no siempre nos mostaban los más relevantes para nosotros los primeros, sino que estos podrían ser adelantados por otros resultados económicamente más rentables para Google. La amenaza de una multa muchimillonaria por parte de la Comisión Europea parece haber sido suficiente para que Google de marcha atras. Por ahora.